La ruta parte desde la Ermita de San Urbez (965 m), una vez pasado el desvío hacia los Sestrales y hacia Bestué justo después del puente de piedra.
Interior de la Ermita San Úrbez
El comienzo del cañón es amplio y tenemos vistas de las paredes de los Sestrales y Mondotó, a medida que nos vamos adentrando en el cañón, éste se estrecha y el sendero empieza a discurrir entre su espesa vegetación, la cual no impide ver en gran medida las paredes del cañón.
Tras una hora de camino por sendero prácticamente horizontal, con pequeño desnivel, llegamos a una zona bonita y amplia llamada Cumaz (1095 m), buen lugar para descansar mientras observamos el transcurrir del río Bellós y las paredes del cañón sobre nosotros.
Pasada la zona de Cumaz, y tras una nueva hora de camino esta vez con claro ascenso, y con tramos de fuerte pendiente, llegamos a la Selva Plana. Nos hemos separado del cauce del río para dejarlo a bastantes metros por debajo del sendero.
Una vez llegamos a la Selva Plana, el sendero vuelve a transcurrir de forma horizontal y con poco desnivel, de forma que en una nueva hora de camino llegamos a la Ripareta (1405 m).
Conforme avanzamos, nos vamos poniendo al nivel del río Bellós. Cuando llegamos a la Ripareta hemos salvado desde San Urbez un desnivel de 440 m.
La Ripareta, y al fondo el barranco de la Pardina
La Ripareta se encuentra en la confluencia del cañón de Añisclo con el barranco de la Pardina, barranco muy conocido por la senda que discurre por la faja del mismo nombre y que desde cerca de Cuello Arenas, llega hasta el barranco de la Capradiza, una faja con un recorrido de 4’5 km.
Vista del Cañón de Añisclo desde el mirador
Vista del Cañón de Añisclo desde Sierra Custodia
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