Los Mallos de Riglos son unas formaciones geológicas de tipo mallo situadas en la localidad de Riglos, en la provincia de Huesca (España), unos 45 km al noroeste de Huesca capital, en las sierras del Prepirineo oscense.
Es un fenómeno irrepetible en Europa. Uno de los más bellos paisajes de la península Ibérica. Desde el punto de vista geológico, estas formaciones son el resultado de los sedimentos con cantos rodados cementados por grava y arena, que tuvieron su origen en los conos de deyección de cauces que vertían hacia la antigua depresión central del Ebro.
Estos depósitos aluviales se elevaron por plegamientos de las capas inferiores y posteriormente erosionados, dando lugar a estas impresionantes paredes que superan los trescientos metros de altura en vertical. Su color rojizo, debido al predominio de hierro y arcillas, aumenta la espectacularidad del paisaje, sobretodo al atardecer. Resulta casi increíble que estos peñascos de tal dimensión formaran parte de los fondos marinos.
El Puro, El Pisón, Castilla, Cuchillo, Visera o Fire son alguno de los nombres con los que se conocen estas agujas, cuyas paredes están surcadas por gran número de itinerarios de escalada por los que han pasado la mayor parte de alpinistas españoles. Para el viajero más reposado, estas piedras gigantescas, labradas durante siglos por la erosión son sólo objeto de admiración.
La más bella panorámica del los Mallos se observa desde el monumento erigido a los célebres montañeros Rabada y Navarro, a la entrada del pueblo de Riglos. También merece la pena una aproximación a la base de estas desafiantes paredes para deleitarnos viendo de cerca como le van ganando altura los atrevidos escaladores.
La observancia de los Mallos estimula inevitablemente la imaginación. En ellos se descubren mil siluetas, enormes castillos, silenciosos guardianes del pirineo o por su mera grandeza, incluso, atraen el recuerdo de aquella persona amada. Pero en el caso de los Riglos más que jugar con la imaginación es preferible observar la realidad, que en este caso, como en tantos otros, es más bella que la fantasía.
Los buitres leonados, son uno de los reyes de este espacio rocoso, y también los alimoches, con su inconfundible plumaje blanco. Comparten las paredes con éstos, águilas reales, córvidos varios y el quebrantahuesos, en vías de extinción, pero amante de estas tierras. Las sierras exteriores del Pirineo y estas escarpadas moles pétreas brindan a estas aves el refugio idóneo, justo a las puertas de la gran llanura del valle del Ebro.
Buitre Leonado
Alimoche
Protegido de las impresionantes paredes anaranjadas de los Mallos, se encuentra el pueblo de Riglos, punto de partida de estas aventuras montañeras. De su patrimonio artístico destaca el templo parroquial, un edificio del s. XVII que alberga las tallas románicas de la Virgen del Mallo y de la Virgen de Carcavilla. En el mismo término también se encuentran restos de una fortificación de la segunda mitad del siglo XI, una necrópolis de lajas y la ermita de San Martín, templo románico del siglo XII con ménsulas figurativas y un bello crismón en el tímpano de su entrada.
Al otro lado del río Gállego, a tan sólo 14 km de Riglos también podemos encontrar formaciones similares, conocidos como los mallos de Agüero:
Fte: wikipedia
3 comentarios :
un pueblo lindo para visitar
La primera foto que has puesto no es de Riglos, sino de Agüero, un pueblo a la otra orilla del río Gállego que también tiene sus propios mallos, más pequeños, pero también merecedores de una visita.
Un abrazo.
Gracias anónimo, ya he corregido el pequeño desliz.
Un saludo.
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